martes, 29 de diciembre de 2015

Cambio de imagen (I). Renovando el look

«Id de compras juntos». Fue la sugerencia aparentemente nimia que nos hicieron hace algún tiempo. La recomendación, relacionada con la adquisición de nuevas prendas de vestir, venía por parte de una agencia con la que estamos trabajando para impulsar nuestra imagen y cultivar las herramientas necesarias para acceder a un público más amplio. Posteriormente, no sólo descubrimos que ir a renovar vestuario con amigos da mucha menos pereza que hacerlo en solitario, sino que la sugerencia resultó no ser tan superflua. 

Es en jornadas como ésta cuando advertimos que en el mundo existen, al menos, dos clases de espejos; por un lado, el espejo de vidrio en el que las personas nos vemos gordas, flacas o sublimes y, por otro, el espejo de las retinas de los allegados, cuya misión es desmontar por completo lo que se ha visto en el espejo de vidrio. Tal vez la labor, planteada de esta manera, parezca muy difícil de acometer teniendo en cuenta la disensión entre ambas formas de reflejarse. 

No obstante, después de soltar unas cuantas carcajadas ante nuestras diversas propuestas indumentarias, acabamos encontrando algo parecido a un estilo propio; una línea que afecta a colores, tipos de prendas y complementos, y a la que debemos ajustarnos a la hora de vestir en conciertos, entrevistas, sesiones de fotos o cualquier otro evento relacionado con Neverend. En este sentido, la música no difiere de otros trabajos a la hora de exigir unas condiciones de vestimenta determinadas.

Pero, ¿qué estilo es ése del que hablamos? Para nuestra decepción –o, mejor dicho, para nuestro alivio–, no tiene nada que ver con faldas irlandesas, gafas multicolores o maquillajes de arroz. En realidad, es mucho más sencillo que cualquier excentricidad perpetrada por algunas de nuestras bandas favoritas y podréis verlo muy pronto, cuando aparezcan nuestras fotos promocionales.